13.5.05

Ajedrez




Estaba pensando en la vida. Mucho me parece un ajedrez. Al principio empieza bien, tenes todas las piezas, todo acomodado, las ganas, la espectativa, el invicto, la deliciosa esperanza de la victoria. Tablas? Nada, en absoluto. Queres ganar. El tiempo pasa y del otro lado de la mesa se sienta el rival, y es ahí donde empieza el gran chiste. El tipo tiene cara de Kasparov, pero es aún más. No es humano, así que no va a fallar.
La partida comienza, no hay relojes, tenes todo el tiempo del mundo para tu jugada, pero nadie te dijo de que manera pensar. Y tratás de aprender sobre la marcha, vas al frente, así, desguarnecido, frágil, inocente. Y el avance rival te indica que la piedad es solo el nombre de una iglesia sin sentido. No tendrá contemplaciones.
Los Peones son los primeros en caer. Al principio no te importa demasiado, los peones son sólo eso: peones. Todavía están las Torres, los valerosos Caballos, los aprestos Alfiles. Y los más importantes: la Reina y el Rey. Confias ciegamente en vos, y seguis. Algunas míseras victorias te hacen sentir más de lo que valés, algunas buenas jugadas te envalentonan y hacen que la inminente y catastrófica derrota se sienta más. Entonces sí, a su debido tiempo, el tipo de enfrente empieza a acelerar y a diezmar tu ejercito. Y se lleva una Torre, un Alfil. Te pone en aprietos y con su sádica maldad, te obliga a tomar decisiones trascendentales. Tendrás que sacrificar al Caballo para salvar a la Reina, tendrás que sacrificar la otra Torre para salvar el pellejo del impávido, lento y viejo Rey. Qué queda. Esperar, resistir, luchar, llorar, pensar, jugar sucio, la gallardía, darse por vencido, seguir? Todo y nada a la vez, esa es la respuesta preferida de la vida. Y ahora que lo mirás bien, el tipo de enfrente tiene cara conocida. Seguis, te equivocas, lo pagas, luchas con todas las fuerzas que te quedan. Qué te queda? Enseñarle a tu discípulo que no cometa tus mismos y estúpidos errores, aprender.
Para qué voy a contarte el final. No es necesario agregarle más sadismo a todo este despliegue injustificado de poder. Así están las cosas. No vas a salir en la tele si no vences a la vida con lo poco que te queda sobre el tablero. Y para colmo tu astucia está tan aturdida que comienza a pensar más en piquetes que en estrategias. Estás perdido, lo sabías?

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