
Prometo para mañana transcribirles una notita que sacó PERFIL el domingo del ex dueño de la casa que sirvió de aguantadero previo al gran golpe.
UPTADE: Lo (pro)metido es deuda!
Mi casa en TV.
Trés Sargentos 812. Es fue mi dirección durante 26 años. Figura en mi DNI que aún conservo con cara de adolescente. Allí aprendí a caminar, a vestirme para el colegio, a armar el scalextric, primero y el equipo de música después. Allí guardamos luto por la muerte de mi madre y festejamos nuestros cumpleaños. Fue el punto de encuentro de los amigos y testigo de interminables asados. Siempre y cuando no nos corriera la inundación que indefectiblemente venía con las tormentas y que hacía crecer el agua casi un metro. Pero se corrigió con el desague pluvial que durante tres largos años construyeron en la esquina y al que gentilmente los obreros, que ya eran parte de la familia, invitaron a mi padre a recorrer, unos 10 metros bajo la calle.
Desmasiados recuerdos como para verlos de golpe en la tapa de los diarios. Imagino que mi cuarto, allí donde aprendi a jugar y a imaginar historias de héroes y bandidos, habrá sido el lugar ideal para un arqueo rápido del botín conseguido. Me parece ver en el parquet donde tiraba mis monedas del chanchito a los cacos desparramando los fajos de 10.000 dólares y armando las partes que cada uno arregló. Hasta quizás en el mismo escritorio donde estudié la ley de la oferta y la demanda, algún cerebro de la banda planeó todo. Creí que esa casa pertenecía al pasado pero los recuerdos aparecieron de golpe, como los botes neumáticos y los identikits. Imágenes que ni el más astuto de los boqueteros puede robar. Tristan Rodriguez Laredo.




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