2.10.08

Muerte

La muerte es un hecho trasladable. Es un acto automático en mi, la muerte está en todos lados. La muerte salpica, le pasa a otro y entonces, como consecuencia de su shock -la muerte siempre produce shock en el mundo de los vivos- nos pasa. Me pasa. Le pasa a la madre de un amigo entonces yo lo traslado y me invade una tristeza rara, y navego sin remedio en esa tristeza y la llamo a mi vieja y la pobre no entiende nada. Qué le voy a decir si el estúpido soy yo. Cómo estas, todo bien?
Relajate, por suerte no soy un morboso como mi compañera de laburo. Para ella no hay nada mas llamativo que la muerte súbita del vecinito o los pedazos rojos que quedan bajo el tren antes que lleguen los bomberos. Tenes que ver la cara que pone cuando habla de eso. Nunca la vi tan activa.
Le tengo lástima, lo confieso. Y todo porque para mi la muerte es muerte en los demas. La muerte no es muerte en mi. A la muerte no le temo a menos, claro está, que le pase al otro, a ellos, a los que me son imprescindibles. Porque se que a pesar de la naturaleza de la muerte, la muerte no es natural para ninguno de nosotros. Mentimos, nos engañamos entre nosotros, palabras vacuas, nunca estaremos acostumbrados a ella. Volvió, dicen ciertos indios cuando un compañero muere. Otra cultura, nosotros nunca lo haríamos.
Y qué me decis de esa espera latente. Ayer me dijeron: soñé que te morías y pensé -pensaba ella, la que me lo dijo- que no era justo. Precisamente en este momento? Hasta me enojaba con vos: ¿justo ahora te tenes que morir?

1 comentario:

Anónimo dijo...

UUUAAAUUU... QUE ESCRITO TAN, PERO TAN EXTRAÑO.... Y BUENO...LO RESPETO...
SOLO ESO...GUI