16.2.09

balcón


En los balcones está la soledad. En el balcón cerrado, en el balcón de rejas hasta el techo, en el balcón de las macetas laxas y muertas. En el balcón perdido entre otros cientos de balcones donde la señora con delantal acaba de sentarse en una silla playera para parar un rato y seguir después con su tarde de hastío y el programa chimentero.
La soledad habita en los balcones y arma su preámbulo, porque es adentro donde sucede, donde el umbral nos mira con ojos de persianas cerradas y ojos a punto de dormirse. Y ésta, precisamente es la soledad. Balcones. Y otro día de no queres saber mas. Y no poder salir.

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