11.2.09

gorrion



Miro y la ventana ya no es lo que era. Afuera no llueve. Ayer las paredes del edificio de enfrente chorreaban y no parecian tan torpes como ahora, secas y descascaradas. Ayer se caía el mundo y te permitía pensar en el apocalipsis y no sentirte tan loco. Ayer podias unir las gotitas salpicadas en el vidrio y formar constelaciones de pensamientos estupidamente felices. Ayer, podias adivinar a la gente correr compitiendo por techos y aleros, o podias alegrarte por no tener que lidiar con sus paraguas y sus miedos. Que mierda, nadie entiende que mojarse no es tan malo. Eso si, el alivio lo sintieron, no? hoy esta fresco, gris. Indeciso. Odio lo indeciso. Para indeciso ya estoy yo. Mejor es que llueva, y que llueva todo, implacable. O un sol temible. No esta insulsa, hipócrita medianía. Así está la ventana, seca como la vereda. Seca como las plantas. Aunque las plantas en los balcones no parecen tan plantas. No me gusta este lugar. Todo parece mas mentira acá. Imitaciones torpes de algo mas intenso y fuerte. Igual miro y veo la pared, y me piedo entre las hendijas. Al menos
hay un gorrión, un vigía, acurrucado ahí, escondido. Pretende que nadie descubra su escondite. Parece exitado, los gorriones siempre parecen exitados. La lluvia de ayer avivó insectos. Y hoy tiene mas comida que de costumbre. Razón mas que suficiente.

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