viaje

No mires alrededor, no estoy ahi, aunque leas el mensaje y me intuyas cerca. Imposible.
No mires las caras de todos ellos, no escuches esas voces porque entre ellas no vas a encontrar la mia. No te levantes de la esterilla, no te arregles el pelo, no te saques los auriculares. La playa y tu perfil estan fascinantes asi.
No mires a las olas, no estoy nadando. No mires el partido, los que juegan no son mis amigos. No mires al muelle, ni mires al que pasa trotando con la remera anudada en la cintura. Yo lo haría pero no soy ese, en este momento.
No mires atrás, no mires los pinares, no mires a las dunas. Ni mires entre las carpas. Ni mires hacia aca. A donde estoy y donde el sol te prohibe mirar.
No estoy. Pero estan ellos y no estoy yo. Y está este estúpido teléfono en mis manos y no estan las tuyas, delicadas y dedicadas, certeras y eternamente necesitadas. Al menos lo aprecio. El estúpido me hace sentir mas cerca.
Entonces, intuyo la brisa, y trato de hacerme pasar por el mar. Me cuelgo a las corrientes que iran a tu encuentro, me cuelo entre las nubes que bajan cuando la marea sube hasta tus pies. Dejame que me acerque. Dejame ser por un instante en este atardecer parte de tu respiración. Entrar en vos y salir. Volar, arrojado al aire. Y vadear la playa. Y zambullirme.