19.8.09

Cromañon



Me acuerdo lo primero que pensé. Prendí la tele, era tarde, de madrugada. un flash urgente decía: incendio en una bailanta en la zona de Once. Me quedé paralizado. Esa no era gente de bailanta, veía sus remeras, sus caras. Era gente de rock. Me senti uno de ellos que se caían desmayados en la Plaza Once sin poder respirar. Y desesperados gritaban, corrían, pedían ayuda. Adentro apilados como vacas, rasguñando las puertas cerradas con candados, pibes respiraban sus ultimas bocanadas. 
Lo primero que pensé fue, me salve de pedo. Yo estuve en Cemento, DieShule, PrixDami y cientos de cuevas, unas mas seguras, otras, definitivamente, trampas mortales. No conocí Cromañón, pero sí a Chaban. Cromañón fue una trampa mortal. Y Chaban, Callejeros y los 194 pibes cayeron (en diferentes medidas) en esa trampa mortal. 
Desde ese día se tejieron políticas increiblemente hipócritas y tan insensibles e injustas como lo es este mundo en que vivimos hoy. En esa noche de vísperas de año nuevo se cruzaron las mejores delicias de la Argentina. La pasión descontrolada y a veces estúpida de la juventud (todos lo hicimos, no seamos hipócritas), la inoperancia y la desidia de un estado inútil y anacrónico, la corrupción de la bendita policía (la mejor del mundo) y la corrupción de los funcionarios públicos. Todos. Porque en la coima eterna estaban involucrados todos. Ibarra, Chaban, Fizbin, los inspectores municipales, la policía que pasaba de ronda a levantar la guita de la protección, todos. Nosotros todos en definitiva. 
Cromañon es el reflejo de todos nosotros, no lo olvidemos. Porque por mas que parezca solo eso, un incendio terrible y la muerte por asfixia de 194 personas es un recital de rock, es mucho mas que eso. 
Hoy se conocerá la sentencia. Hoy es el fin de una historia que no va a cerrarse nunca.


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