30.1.10

Oleo

Llegaras hasta aquí y te hundirás en estas palabras. Llegarás como si te toparas, dejarás que tus prístinos ojos se posen en cada silaba (silabas que desesperadamente quiero que sean miel) que es tuya y que sin ni siquiera haber leído nada vos ya lo sabes, ya sabes que te pertenecen (quizás ahora con el sabor de sentirte orgullosamente halagada, aunque quizás también con la prudencia dictándote al oído, recriminándote, no-vuelvas-atrás, no-vuelvas-atrás), y sabes que -vaya novedad- hablan de vos. Y de mi.
Tus ojos te pedirán permiso para leerme, lo tiene prohibido, vos se los prohibiste, pero esta vez vos se lo darás como se lo darías al nene que está a punto de tirarse en la arena con su palita nueva y su balde rojo y verde. Cómo no dárselo, cómo no entregarte al placer (siempre fue placer, es no lo niegues, siempre fue tu placer leerme) y te entregas al placer, mas allá de la calidad literaria o no, que lo se poco te interesa, ni las estupideces que digo y que ya te sabes de memoria. Te entregas al placer porque sabés que esas palabras, palabras asociadas que gritan, que imploran atención, que lloran, se ríen, te halagan, te evocan, te sueñan, todas esas palabras te forman, te forman a vos mujer armando un rompecabezas hermoso que sos vos, o que está tan cerca de ser vos como ningún otro mortal pudo lograrlo... Entonces sí, como el bebedor empedernido, te perdés en mis redes invisibles y en algún punto yo se que disfrutas de quedar enganchada, respiras ese narcótico peligro como yo gozo cuando respiro tu enigmatico olor, y total qué, qué mas dá, si nadie me ve, pensás, entonces él, entonces yo, y levantas la vista y construis una de esas hermosas fotos mitad real mitad oleo pastel que tan bien te ponen, que tan bien nos hacen. En ella nos vemos pretéritos, jóvenes, sonrientes, frescos, hermosos, humanos, mientras vamos por plazas y puentes tomados de la mano le escapamos al tiempo (el inmediato y el de la edad que nos pretende, nos pretenden ambos). Contentos y vitales, con nuestro helado de dulce de leche y sambayón que nunca se acaba, que no se derrite nunca.
Llegarás hasta aquí, por eso escribo, porque no concibo pensar y llenarme de sensaciones y que solo queden prisioneras de mi pecho que de tanto inflarse duele, tengo para darte y te doy, por eso se que llegarás y se soy el hombre mas iluso del mundo, pero tengo que aprender a convivir con mi inocencia, entonces te imagino de frente a la posibilidad y entro en tus pensamientos y te escucho íntimamente dudar y te espero, siempre confiado te espero: vas a leer, mirá, mirate, vos, lo ves no? sos vos, entendés?



No hay comentarios.: