
Pude haber estado ahi, como cualquiera de nosostros. Si en vez de Callejeros hubiera estado la Bersuit o Cabezones o...
Cemento, tantas veces estuve ahí. No sé, es así el azar, sádico. Algo me golpea la cabeza desde ese 29 de diciembre: En manos de quién estamos. Me da miedo pensarlo. Nunca lo había ni siquiera evaluado. Así somos, hasta que las cosas no pasan nada nos alerta. Cúal es entonces la diferencia entre estar entre los 192 y no estarlo. La suerte? Cúal suerte? La suerte no es ni nunca fué mi fuerte. Esperemos que las muertes -la mayoría no pasaba los 20 años- no sean en vano, que algo aprendamos, todos, y que caigan algunas cabezas, especialmente las de esos gordos con varias casas y varias cuentas que hicieron la vista idem permitiendo que estas mierdas sucedan. Ibarra, Chaban, quien sea. No importa el nombre. Que la paguen de una vez por todas la puta que lo parió. Todos, el cabeza de sorete que prendió la bengala -o lo que fuera-, el forro soberbio que ambientó el lugar así, y el corrupto hijo de puta que lo permitió. Todos. Seré un idiota creyendo que la cosa alguna vez cambiará?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario