Tengo hormigas en mi teclado. Pequeños seres negros, tan diminutos que cuesta trabajo creer que piquende esa manera. Son jodidas, se enojan. Más cuando apreto la Ñ, deben ser Yanquis las guachas, me imagino. No hay nada más latino que la Ñ, me representa y a ellas, nada. Salen y me pican en barra, cobardes. Cada vez son más.
Hay dias que pienso que vinieron del norte. Me acuerdo siempre de esa nota en el diario que decía: Hormigas coloradas argentinas hacen desastres en California. Habrían llegado en cargamentos de barcos. Los insectos locales no pueden contener tanta voracidad. No se puede negar su procedencia.
Pero volviendo a mis hormigas. Me pican sí, pero están contentas y gorditas, las alimento día a día. A la mañana y a la tarde. La comida del almuerzo no les gusta, prefieren las migas de mis galletitas. Hoy por ejemplo comieron Magdalenas fresquitas. Espero les haya gustado.
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