5.3.08

Alberto Olmedo



Tendria unos 13 o 14 años. Promediaban los 80 y en la tele mi "momento" (ademas del Agente 86) era el programa del negro Olmedo, y en especial cuando aparecían la morocha Susana Romero (me volaba la cabeza!) y el excelente Rogelio Roldan (no me venga con el contrato sin firmaaaaar!). Recuerdo que mis viejos salían a comer a la casa de algún amigo, asi que supongo sería viernes y yo me quedaba solo mirando mi minitele BN Hitachi de 12 pulgadas. Guau que buenos recuerdos.



20 años hace que el Negro saltó (queriéndolo o no) por el balcón en esa mañana lluviosa del verano marplatense. Desde ese mismo instante, su mito se agrandó de tal manera que hoy mismo sus peliculas y personajes siguen siendo tan populares 8o mas) que en aquellos años dorados.



De su mano Alberto (siendo el tierno Piluso de las tardes de merienda) me habia fascinado con su lucha trompada a trompada con otro hito en mi propia historia: Martin Karadajián. Después pasaron los años y entonces creci y dejé Titanes por sus chicas que cada tanto mostraban una teta o una cola de malla escandalosa. Por eso me doy cuenta ahora que Olmedo me llevó al sexo, nada menos.



Olmedo fue una parte importante en mi humor, en la alegría y en las charlas con mis amigos que siempre siempre lo citamos y lo imitamos. Era imposible eludir aquel "Alvarez" con el Cabezón Portales o las caricias de manosanta a La Nena o sus históricas escenas con el Gordo Porcel. El negro pintó nuestras inocencias, nuestras ganas de atorrantear con la mas linda, nuestras irreverencias y la ruptura misma con la formalidad acartonada de la vieja tele que no nos representaba. El negro llegó y rompió con todo. Con poco de libreto y mucho angel, con su sonrisa pícara, con su humor eterno.

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